En una época en la que tanto adultos como niños están tan sometidos al ritmo frenético, al consumo incesante y a la vida frente a las pantallas, en ocasiones merece la pena tomarse un respiro. Una buena forma de hacerlo es realizando actividades que estimulen la creatividad, como las manualidades de otoño, algo que los más peques siempre agradecen y que puede ser toda una oportunidad para inculcar valores sobre sostenibilidad.
Porque una de las razones de peso por las que hoy queremos apostar por un modelo diferente de consumo y de relacionarnos con los recursos de planeta es, simplemente, por asegurar un futuro en sintonía con la naturaleza a las siguientes generaciones.
Ahora que al fin parece que hemos entrado por completo en el modus de otoño -ya se sabe que a Tenerife llega siempre con algo de retraso-, es el momento idóneo para animarnos a hacer manualidades en casa con los niños. También se da la circunstancia de que Halloween y la Navidad llaman a la puerta. A pesar de que sabemos que no todo el mundo las celebra, son fiestas que chiflan a los más peques y con la que podemos demostrar que no todo se trata de gastar, desperdiciar y generar residuos innecesarios.
Te damos cinco ideas de proyectos y manualidades de otoño para hacer con niños desde casa, y aprovechar los materiales y productos al máximo.
Hojas mandala
Este es un proyecto perfecto para dejar que los niños trabajen más que nunca su creatividad. La clave es salir primero a recoger hojas (como veremos, también nos pueden servir para otras manualidades de otoño): escogeremos aquellas que parezcan menos frágiles, como las de eucalipto, para que al pintarlas no se estropeen. Si tenemos la oportunidad, haremos los diseños con alguna clase de tinte natural, como la henna, el agua de la remolacha, el café o el vino. Una vez pintadas, podemos dejarlas secar al aire libre y volver a pintar en el caso de que no hayan adquirido la intensidad que buscábamos.
Cuando ya estén listas, podemos enmarcarlas para hacer composiciones, hacer un álbum a modo de herbario para conservarlas o usarlas como marcapáginas para libros. Tendremos un bonito recuerdo a buen recaudo y evitaremos tirarlas. Pero, si finalmente lo hacemos, lo más interesante de ellas es que son un residuo completamente biodegradable.
Calabaza de Halloween
Lo mejor de este clásico anglosajón es que, si hacemos bien el proceso, se puede aprovechar toda la calabaza. En estos días es fácil encontrar en grandes superficies el tipo de calabaza redonda que se suele usar en Estados Unidos para hacer el vaciado, pero nosotros somos más partidarios de escoger variedades locales y de kilómetro cero.
Para hacerlas, la clave está en cortar la parte superior e ir vaciando la calabaza cuidadosamente. En este proceso, podemos aprovechar también las semillas, aunque no es 100% necesario. Para hacerlo, se tienen que dejar en remojo para limpiarlas, secarlas al aire libre y luego tostarlas en el horno o en la sartén para poder comerlas. Por supuesto, también podemos usar la carne para cualquier receta de temporada, como una crema, una ensalada con queso feta y nueces, unas hamburguesas vegetales o para algún postre (no olvidemos que es un endulzante natural perfecto).
Una vez vacía, le haremos los cortes para ir creando la cara y que adquiera ese aspecto terrorífico -todo esto, por supuesto, sin tirar nada a la basura-. Para iluminarlas, podemos introducir la clásica vela (siempre en un vaso, para que la cera no se pegue a la calabaza y la deje inservible) o usar unas luces led que ya tengamos en casa. Eso sí, si la intención es aprovecharla al completo, lo más recomendable es conservarla en la nevera e ir gastándola poco a poco. Recuerda que también puedes usar su piel y su tallo para un rico caldo o, como a Inés le gusta decir, para su famosa ‘sopa de raspas’.
Otra alternativa es reutilizar latas, pintarlas y hacer las formas con un taladro, como en este ejemplo. Lo bueno en este caso es que podremos guardarlas y usarlas como decoración año tras año.
Coronas y antifaces con hojas
Una manualidad digna de cualquier montaje de ‘Sueño de una noche de verano’. Con una selección de hojas y un poco de cartón que tengamos por casa, podremos recrear estos bonitos antifaces. Incluso, si incorporamos hojas de varios colores, el resultado será aún más divertido y creativo. Para pegar las hojas podemos usar algún tipo de pegamento o cola que ya tengamos en nuestros cajones, pero recomendamos usarlo solo si vamos a conservar los antifaces en casa. Si no es así, lo mejor es usar pegamentos de caucho natural o una mezcla de harina con agua, más conocida como ‘engrudo’.
Para las coronas podemos seguir la misma dinámica, aunque también podemos usar una diadema como soporte, atravesarlas con una cuerda o doblar las hojas sobre sí mismas hasta ir creando la secuencia de la corona (como nos enseñan aquí). Al final de la jornada, obtendrás un complemento natural, fácil de hacer y que será toda una invitación a más de un juego en casa.
Guirnaldas de naranja deshidratada
Sí, lo sabemos, acabamos de dejar el verano atrás y ya venimos los comercios a dar la tabarra con la navidad. En LESS no somos nada partidarios de fiestas innecesarias que incitan al consumo, pero eso no significa que no podamos ayudar a que las celebraciones sean un poco más responsables.
En este sentido, nos han conquistado estas guirnaldas hechas con rodajas de naranja deshidratadas y creemos que pueden ser una buena opción para incorporar a la decoración de Navidad. Lo ideal es utilizar naranjas que ya se estén poniendo malas para no desperdiciar por desperdiciar. Tampoco es necesario tener deshidratador en casa, sino que podemos dejarlas secar al sol en una azotea (en esto nos pueden ayudar mucho los peques, que también disfrutarán viendo cómo evoluciona su textura y, con suerte, aprenderán mucho sobre el valor de las cosas que toman su tiempo).
Luego, solo tenemos atravesarlas con un cordón de yute -o con el que tengamos en casa- e ir haciendo nudos para que mantengan su posición. También pueden servirnos, de forma individual, como bolas de Navidad. En cualquier caso, te invitamos a seguir explorando otros materiales naturales para hacer decoraciones navideñas, como las palomitas que imitan la nieve, los troncos o las piñas.
Centros de mesa con piñas
La misma jornada que dedicamos a coger hojas, también la podemos dedicar a recoger algunas piñas. Tampoco abuses, porque al final cumplen su función en el entorno y es importante que no seamos muy invasivos en nuestras salidas al monte. Unas pocas piñas serán suficientes para elaborar un centro de mesa de aires muy navideños.
Podemos utilizar algún tinte natural para darles color e incorporar otros complementos como ramas, hojas de eucalipto o frutos secos para que los niños se diviertan creando. Tampoco es necesario utilizar pegamentos, porque siempre podemos disponer todos los materiales sobre una bandeja o, por ejemplo, sobre la tapa de una caja de zapatos.
¿Qué debemos evitar sí o sí? Las purpurinas. Esto es algo en lo que insistimos cada Navidad, cada Carnaval, cada fiesta de fin de curso y cada vez que una youtuber de belleza se viene arriba con ellas. Son microplásticos disfrazados de ‘polvo mágico’ y al final lo único que hacen es favorecer a la contaminación de los mares. Te invitamos a descubrir el maravilloso mundo de las manualidades de otoño sin ‘brilli brilli’ y a seguir experimentando con los materiales naturales desde casa.